sábado, 14 de mayo de 2011

Juan Diego Flórez (Interview)

De hecho fui uno de los primeros que lo entrevistó -cuando su agenda solía estar "apretadísima" -hoy sale hasta en El Trome. "El tenor ligero más celebre de todos los tiempos" está ya en Lima para prestar su voz al Conde Almaviva en "El Bárbero de Sevilla" … y naturalmente iré a verlo, como hace unos años cuando se presentó por vez primera en su Perú…

Magazine, año 3 N. 11, Abril de 2004
Entrevista a Juan Diego Flórez

A poco de haber regresado para ofrecer su primera función de ópera en Lima, haciendo el papel de Tonio en “La fille du Régiment” de Gaetano Donizetti, el reconocido tenor peruano Juan Diego Flórez accedió a abandonar por unos momentos sus ensayos diarios en el teatro Segura. Entre otras cosas Juan Diego, a quienes muchos consideran el “cuarto tenor” junto a Plácido Domingo, José Carreras y Luciano Pavarotti, afirma sentirse halagado cuando éste último habla de él como su sucesor, añadiendo sin embargo que ambos tienen estilos muy distintos.

Juan Diego “el palomilla”
Si había algo que a Juan Diego le gustaba hacer durante sus años maravillosos barranquitos eso era jugar al fútbol, correr olas en La Herradura y Redondo, y gastarles bromas a todo el mundo (incluso a su mamá y a la abuelita Ena), pero sobre todo salir de campamento donde llegada la noche –al calor de una fogata- dejaba embobadas a las chicas y un poquito picones a sus patas cuando rasgaba la guitarra y cantaba “satisfaction”, “Girl from the north country” de The Rolling Stones, “Gira Gira” y “Cuando los Ángeles viajan” de Leon Gieco.
Algo parecido ocurría en las reuniones familiares, cuando ya desde siete años y a pedido de alguna tía entonaba “La Flor de la Canela” o “Puente de los Suspiros” de Chabuca Granda; el sobrino no se hacía de rogar y hasta lanzaba algún ingenioso requiebro que todos aplaudían encantados. Todos en casa lo recuerdan tal cual sigue siendo ahora en el fondo: “un muchachón palomillay encantador”. Difícil se les hacía pensar entonces a propios extraños que algún día este alocado jovenzuelo los asombraría a todos pasando de cantar temas de Mick Jaggery Chabuca Granda a interpretar área del repertorio lírico mundial.



¿Hay antecedentes en su familia de alguien que haya cultivado la ópera?
No, en absoluto, nadie hizo canto antes canto lírico en la familia, aunque sí, un poco, mi papá, Ruben Flórez, quien de paso ha sido siempre un gran cultor de la música criolla.

¿Cuándo es que se da cuenta de sus aptitudes para el canto lírico?
En un principio de pequeño solía entonar música criolla, cosa que aún sigo haciendo, luego fui creciendo y casi de casualidad descubrí la música culta, cuando inicié mis estudios en el Conservatorio Nacional de Música, donde fui perfeccionando mis conocimientos musicales, fue ahí entonces donde se dio un mayor acercamiento con ese género musical.

¿Dónde estudió y formó como cantante?, ¿quién fue su primer maestro y quién el último?
El primero fue Genaro Chumpitaz, luego, en el Conservatorio Nacional, tuve a Andrés Santa María como maestro. Posteriormente en el Curtis Institute Music de Nueva York tuve algunos maestros como Malena Malas, pero fue con Ernesto Palacio con quien comencé a conocerme a mí mismo vocalmente y a conseguir mis primeros logros.

El maestro, el mentor…
¿Y a quién considera su mentor?, ¿Aquel que le enseñó el curso a seguir a lo largo de su carrera?

Sin lugar a dudas esta persona es Ernesto Palacio, él ha sido y es la persona que más ha hecho por mí. Lo conocí en 1994, en Lima, mientras yo estaba de vacaciones en Lima y él vino a cantar. Desde ese entonces Ernesto se ha ocupado de toda lo relacionado con mis estudios y carrera. Él es hoy mi General Manager.

A inicios de los años 70, un joven cantante comenzaba a brillar con luz propia en el firmamento lírico mundial, Los cables de Europa consignaban el éxito de un talentoso tenor peruano, después de Alejandro Granda y Luis Alva en cantar en el célebre templo de la lírica mundial (años después Juan Diego Flórez sería el cuarto y más joven en presentarse en dicho escenario).
Tal sería el personaje que ayudaría al joven artista a abrirse paso en los escenarios mundiales, cuando a mediados de los años noventa lo invitó a cantar con él en escenarios italianos la ópera de Martin y sole: “Il TutoreBurlato” y luego el oratorio de Zingarelli: “Las tres horas de agonía de Cristo”. Palacio, como bien diría Juan Diego Representa para él una importantísima influencia en su carrera gracias a su constante apoyo.

La primera vez…
Pero su verdadero despegue se daría un día del año 96, de manera muy fortuita, algo que recuerda muy gratamente. Ocurrió en el Festival Rossini de Pesaro, a donde había sido convocado para hacer un papel muy pequeño en la ópera “Ricciardo e Zoraide”, que el tenor Br uce Ford, quien hacía el difícil y protagónico papel de Corradino sufrió una grave indisposición. El reggista o director de escena se vio en apuros y como buen italiano se encomendó a La Madona, poniendo los ojos en el cielo y entonces fue que reparo en el joven sudamericano que según le habían comentado se sabía al dedillo la obra. Juan Diego no necesitó repasar gran cosa y saltó al escenario. Aquella sería la primera vez que el público más operístico por excelencia, se rendiría entusiasmado ante la pirotecnia y plasticidad de su voz para interpretar papeles rossinianos… sólo tenía 23 años.
Pero retrocedamos un poco más en el tiempo antes antes de ese gran despegue, ya que Juan Diego aún tiene más que decirnos sobre sus inicios.

¿En qué escenarios limeños hizo sus primeros papeles?
En realidad, papeles de ópera no hice nunca en Lima, si se exceptúa un corto papel en la zarzuela Luisa Fernanda que canté mientras formaba parte del coro nacional.

Al margen de haber hecho ya una carrera profesional en la lírica, ¿alguna vez pensó en ejercer otra carrera?
Siempre un joven pasa revista a toda suerte de posibilidades profesionales, pero yo sólo veía música en mi camino. Hoy también pienso únicamente en ello, después de todo sólo tengo ocho años como profesional. Pero me interesan varios aspectos relacionados con la música y el canto. Tal vez en el futuro podría ser maestro de canto o arreglista. Mi sueño en todo caso es llegar a ser director de orquesta.

¿Cuáles considera sus pasatiempos favoritos?
Me gusta mucho el fútbol, verlo y jugarlo. Desgraciadamente no puedo hacerlo cuanto quisiera. Me gusta mucho ir por restaurantes de buena cocina a saborear platos que me sean nuevos, acompañados de buen vino. Últimamente me divierte mucho hacer arreglos para orquesta a algunas piezas de música peruana que canto en mis conciertos.

Pavarotti y Juan Diego
Desde aquel magnífico debut en Pessaro. Juan Diego sería aplaudido en los más selectos escenarios de la lírica mundial: la Scala de Milán, la Ópera de París, el Musikverien de Viena, el Covent Garden de Londres, el Liceo de Barcelona, la ópera de Munich, de Sao Paulo y de Tokio, entre otros. Como es sabido, además de ser un interprete rossiniano por excelencia, interpreta a placer, composiciones de Donizetti y Bellini. Incluso ha sido comparado con Luciano Pavarotti, quien en alguna ocasión ha llegado a considerarlo su sucesor, algo que el propio Juan Diego, muy ecuánime, ha tomado con mucha reserva.





sábado, 7 de mayo de 2011

¡Respeten a mi madre!




Diario Deportivo Líbero, mayo de 2001



Hay quienes sólo durante ésta fecha se acuerdan de la autora de sus días, algo harto mezquino por cierto, pero hay otros que en cambio no necesitan evocarla, ya que nunca faltan los que se la recuerdan, en especial los domingos de fútbol, ya que el destino de los “hombres de negro” los condena a que sea cuales sean sus decisiones a lo largo de un partido, siempre haya un bando que no queda satisfecho.
Y es que el especial caso de los réferis suele cumplirse de modo inverso aquel viejo adagio: “los hijos pagan los errores de sus padres”. En este caso son las medres quienes suelen pagar los “yerros” de los hijos –según el cristal con que se miren. Así pues, en este tan significativo día, queremos rendir un más que cumplido homenaje a esa suerte de “heroínas anónimas” que son las madres de nuestros árbitros.


¡Rezo por mi hijo!
La señora Margarita Monttedoro Rodríguez, Vda. De Vega nos hace los honores de la casa. Ni bien le pedimos que nos cuente que significa para ella el que su hijo Miguel (a quien llaman también “Guajaja” en casa) sea réferi, su rostro cobra una expresión de angustia y nos responde:
“Yo señor no veo el partido, prefiero rezar, encomendar a mi hijo a la virgen y luego salir a caminar para no ser testigo de las angustias a que se ve sujeto; ya que todo el tiempo me la paso temiendo de que algo le pueda suceder. Y la cosa se Agrava en mi caso porque soy diabética e hipertensa”.
Y mientras acaricia a su hijo, quien la toma de las manos, con la ternura de la que sólo es capaz un hijo, le preguntamos si es que alguna vez le pidió a Miguel que a abandone al arbitraje.
“Jamás –responde con firmeza-, incluso cuando hace algún tiempo tuvo un problema durante un clásico en el que admitió haberse equivocado al cobrar un penal, llegó a la casa y me dijo que iba a mandar todo al diablo y se iba a retirar. Entonces yo lo confronté y le pedí que no hiciera tal cosa y que lo respaldaba… pese a todas las mentadas”.


Ella está en el cielo
Quisimos entrevistar también a la señora Dora Villamonte, madre del árbitro “Tarjetita” Arana, pero su residencia está un tanto distante de la tierra… allá en el cielo…
“No está físicamente conmigo –nos dice el popular “Tarjetita”- sin embargo no hay día en que no piense en ella, cuyo santo amor siempre me acompaña más allá del tiempo. No, en absoluto tomo en cuenta a esa gente ignorante que me la menta en los estadios, siempre supe que se trata de personas que acuden a los escenarios deportivos a descargar sus frustraciones, ella siempre supo estas cosas y me supo brindar su comprensión. Siempre que dirigí un partido el Día de la Madre, pedí a los capitanes que juntos nos unamos en una oración y le rindamos un homenaje a aquellas que nos dieron el ser, en especial a las que no están más con nosotros.
A dicho homenaje nos aunamos nosotros, los periodistas de Líbero, rindiendo nuestro reconocimiento a aquel ser que por lo sublime de sus sentimientos, no hace sino confirmar el origen divino del género humano.

sábado, 30 de abril de 2011

¡Hasta la vista...!



El presente post está ilustrado con fotos, afiches, portadas de revistas y spots que elaboré para el gremio médico, durante mi gestión como asesor de prensa.

Definitivamente no soy socialista, creo tener conciencia social, pero no siento tener inclinaciones políticas, afines a las corrientes de izquierda. Como comunicador social busqué figurar en los medios de expresión, escritos sobre todo. Sin embargo, quiso la fortuna que llegara a ocupar el puesto de asesor de prensa del gremio médico y como tal me desempeñé en los últimos años.

¡Orgullo!
No sé si lo hice bien o mal finalmente, en todo caso, sí me siento orgulloso de haber hecho lo mejor que pude cuando me avoque a dar a conocer las condiciones en que trabajan la gran mayoría de ellos, especialmente los que laboran para el Ministerio de Salud, y más todavía, tratándose de quienes ejercen esta profesión en provincias.
Repito, no soy de izquierda, y para nada me aprovecharía lisonjear o pasarles la mano a quienes hasta no hace mucho eran mis empleadores –es más, llegado un momento consideré que mi ciclo se había cumplido y que debía dar paso a otro profesional y así me fuí, luego de dar las gracias.
Sin embargo, de todo corazón espero que sus condiciones laborales mejoren al cien por ciento. Creo que en general, los profesionales médicos son estupendas personas y no como algunos de mis colegas los muestra o pretende hacer de ver… yo sé bien en todo caso a donde apuntan todos ellos… yo mismo he caído en eso, sí, lo confieso… a veces nos dejamos llevar por la tentación de un titular rimbombante en primera plana… ¡es la gloria!...

¡Negligencia Médica!

¡Sorprenden a médicos durmiendo!

Aún recuerdo, así como la mayor parte de mis compatriotas, a aquel estrambótico personaje, economista, cuenta cuentos e inventor de no sé qué dizque, a quien –no sé como diablos- nombraron ministro de salud, valiente cabrón en realidad… y muchos de mis colegas iban felices a tomarl fotos a los médicos mientras descansaban. Pero bueno, ¿quiénes eran ellos para estar versados en la bendita “Ley del Trabajo Médico”?, una de cuyas disposiciones regla el que los médicos pueden descansar, sobre todo cuando han tenido harta chamba… pucha… ¿acaso creen que después de aquello de estar limpiando sangre, suturar heridas, atender partos y cesáreas la gente queda fresca como una lechuga?

Apuros y apremios
En fin, yo sé, a veces nos apremian en la redacción con aquello del cierre de edición, yo en lo personal he vivido como editor la angustia de no contar con un buen titular, pero por Dios queridos amigos… de ahí a andar manoseando el prestigio profesional de otra gente así como así…
Pobres tipos, por ejemplo, aquellos a los que crucificaron por lo de la amputación de la pierna equivocada a aquel anciano en el Hospital Sabogal del Callao… algunos de mis colegas hicieron una fiesta con esa historia en las primeras planas de sus medios… por Dios… por qué no se informaron mejor, se hubieran dado cuenta que era cuestión de tiempo, muy poco tiempo en realidad, para que se le amputen ambas piernas, así de mal estaba el pobre viejito… pero no… se terminó por destruir la carrera de ambos médicos y para peor, como siempre suele ocurrir cuando uno de ellos yerra (porque errar es humano, sino pregúntenle a Adán y Eva), todos los médicos terminan por ser señalados…

¡60 lucas de sueldo!
Luego están aquellos médicos a quienes les pagan hasta 60 soles mensuales, ¿puede creerse?... gente que luego de estudiar nueve años, a veces no tienen ni siquiera guantes quirúrgicos para atender a sus pacientes. No hace mucho, por falta de elementos de bioseguridad un joven médico falleció como resultado de haberse contagiado de peste bubónica.
Repito, no soy de izquierda, no soy rojo ni anaranjado, y no creo en las promesas del comandante, ¡en ninguna!... ojalá que la china sea presidente, la considero más auténtica y en modo alguno siniestra como su papi… pero eso sí, espero que todos los médicos –independientes de su ideología o de aquello en lo que creen- con quienes compartí trinchera, logren obtener el trato que con justicia merecen, son las mejores personas del mundo... , en especial una, a quien simplemente llamaré la Emperatriz de Bizancio, no obstante sus ideas socialistas, asaz contrarias a ningún tipo de monarquía (imagínense llamar “Sardanápalo” a Napoleón)… es una magnífica persona, hermosa y talentosa (con sus bemoles) ojalá le vaya muy bien y que Dios la bendiga… ¡Viva el Gremio Médico!


http://www.youtube.com/watch?v=0ilLX_9nnX4

http://www.youtube.com/watch?v=4KRWo2F1lpw&feature=related

jueves, 21 de abril de 2011

En verdad, ¿eres tú el “Cristo Cholo”?



“Sí, tú lo has dicho, cada semana santa amigo, sin faltar una sola vez, desde hace 31 años”, responde Mario Valencia mientras comienza a vestir su habitual indumentaria, a saber… túnica blanca, manto rojo, sandalias… y por cierto, una especie de taparrabo que lleva de la cintura para abajo y con la cual, una vez flagelado y puesta sobre sus sienes la corona de espinas, habrá de recorrer el camino del cerro San Cristóbal para ser sometido al vil suplicio romano de la cruz a fin de reconciliar al género humano con el vengativo Dios de Abraham.
Pero aquello habrá aún de esperar, Jesús se mira al espejo, y luego de alisar sus crenchas nazarenas, y acicalar sus barbas, concluye que es el mismísimo hijo del hombre, tal y cual y de punta en blanco, listo para ser aclamado por la muchedumbre a su paso por las calles de Jerusalén, caballero en un jumento… o al menos esa sería la idea a fin de seguir a pie juntillas el guión original o lo que hace constar el evangelio según San Marcos, que para el caso es lo mismo. Sin embargo a poco habríamos de constatar que en ocasiones “Es Dios quien propone y el hombre quien dispone”.
-Imagínate hermano, uno escenifica la pasión de Cristo sin fin de lucro alguno, para que la gente mantenga viva la fe en el redentor de la humanidad y me quieren cobrar una luca por el alquiler…
-Tranquilo Jesús, Dios proveera… ¿no dicen? –y entonces Jesús me mira con cierto descreimiento…
-Ojalá y así sea hermano, no es lo mismo que Jesús entre a Jerusalén en pleno domingo de ramos a pie…
Pero la cosa no pierde nunca su encanto, sobre un pollino o a pie Jesús es Jesús y la gente lo aclama agitando las palmas de olivo, además están junto con él, Simón Pedro, Juan “el discípulo amado” y hasta Judas Iscariote, quien no obstante su ingrato papel resulta ser un sujeto de lo más carismático, no obstante algo me hace dudar de su invariable sonrisa, el pata como que parece estar medio “stone”… bueno, y ¿quién podría mantener la serenidad en situación tal sin un poco de ayuda extra…?, en breve, habrá de entregar a su maestro a los fariseos y doctores de la ley del sanedrín, a cambio de 30 lucas. Así, el Cristo continúa impertérrito su paso rumbo a su destino, mientras una viejecita, con el rosario en la mano, aparentemente incapaz de respirar siquiera, vocifera a voz en cuello: ¡Hosanna en las alturas, bendito el que viene en nombre del señor!
Sin embargo, pese al tremendo vocinglereo, nos damos con que no todo es júbilo entre quienes aclaman a su paso al hijo del hombre.
-Ay joven… ya no es lo mismo, antes venía más gente –refiere una dama de piel cetrina quien se recursea por estas fechas vendiendo palmas de olivo.
-¿Y por qué cree usted que ya no viene mucho la gente? –la inquirimos.
-Debe ser la falta de fé, la gente ahora viene de pura novelera, antes incluso se veía llorar a la gente cuando aparecía Jesús, ahora hasta se burlan, ya ni los jóvenes respetan…
En efecto, a la puerta de una casa observamos a un grupo de muchachos del barrio “bebiendo la sangre de Cristo”, mientras escuchan a volumen alto un pegajoso tema de moda a ritmo de reggaeton, al ver pasar al hijo del hombre, uno de ellos levanta su copa en alto espetándole: ¡Salú Jesús!
Jesús no dirá esta boca es mía en todo lo que resta del trayecto, después de todo, ¿para qué arrojar perlas a los cerdos?

lunes, 18 de abril de 2011

Un clásico mañanero en el Callao


El pan con chicharrón
Diario Prensa Chalaca
(Setiembre de 2010)

La pasé mostro trabajando en el primer puerto y una de las cosas felices que hice fue esta nota sobre las chicharronerías... buena gente los jalados, nunca había comido tanto chicharrón gratis...

Cada día el Callao despierta con el rugido de la mar, la alegría característica de su gente y desde luego… con el sabor inconfundible de un sabroso pan con chicharrón… acompañado por supuesto del inefable cafecito, en uno de los más concurridos puntos gastronómicos del puerto: el Mercado Central, adonde acudir a comer pan con chicharrón es todo un clásico, gracias a los industriosos inmigrantes chinos afincados en el primer puerto.

¡Chino con Ch…!

Al dar las seis de la mañana, los jalados del Mercado Central (chinos de la China, de Cantón y de Hong Kong) encienden sus peroles pletóricos de aceite e inician la meticulosa preparación de uno de los más prodigiosos deleites del desayuno en el primer puerto… -Alto ahí comparito –interrumpe de pronto, quien es considerado por la gran mayoría de los viandantes chalacos –y de sus propios colegas- como el patriarca de los chicharroneros chalacos, Don Jano Loo –cosa que pudimos comprobar un día domingo, desde muy tempranas horas de la mañana- mira comparito todo está muy bien, pero yo de chino sólo tengo los ojos, en todo caso soy un chino con ch…, chino del primer puerto, más chalaco que la Mar Brava y recontrahincha del Boys … ¿entiendes? Es que, definitivamente, muy al margen de corresponderle el privilegio de ser nada menos que miembro de una ilustre familia de maestros cocineros, a la que cabe el honor de haber sido la pionera en la venta del pan con chicharrón en el primer puerto, Don Jano puede preciarse de tener comensales no sólo en el Callao, sino de todas partes de Lima… gente de todos los colores, pelos y bolsillos, que se allegan a pedir desde una oferta (dos panes con chicharrón y camote frito, más su tacita de café o su jugo de frutas) hasta cuatro o cinco kilos de sabrosa marranita.

Maestro Chicharronero

-Así es –retruca don Jano- lo que pasa es que nosotros ya llevamos en esto casi desde principios del siglo pasado, cuando mi padre llegó desde Cantón, en China, como tantos otros paisanos, y se dedicó al negocio, aquí en el mercado. Cuando nos acercamos al “maestro chicharronero”, jalado como el resto de sus paisanos, nos imaginamos que al igual que ellos nos iba a responder con monosílabos al igual que los otros. -Ta’ compare –nos dice enarcando sus ojos chinitos- yo soy chalaco como tú… ¿o tú no eres chalaco?... creo, cómo no me vas a conocer, pregúntale acá a la gente, míralos como hacen cola… a mí me cabe el orgullo de haberle vendido chicharrón a más del 80 por ciento de la gente del Callao. Y debemos reconocer, con la debida objetividad que es verdad, ningún puesto del sector de los chicharroneros es tan concurrido, al menos al interior del mercado, como el suyo, en el puesto 302. En tanto, don Jano no deja de hacer trizas los grandes trozos de chicharrón con una destreza poco común, ante la mirada anhelosa de sus clientes, que miran con ansia la fragante fritanga, dándose pausa para convidarnos un trocito: -¿Qué te parece campeón?- nos dice. -¡Pues muy bueno! -¿y tú qué dices moreno? El aludido, un robusto y alto caballero de tez oscura nos dice que en todo Lima y el Callao, no hay sabor que se compare al sabor de los chicharrones de Don Jano. -Yo llevo treinta años viniendo aquí –agrega Paul Camacho- como antes lo hicieron mis hermanos mayores y mis padres, yo vengo ahora desde Surco y no sólo por el buen sabor, sino por la muy buena atención.

¡Habla Rufino!

Pero pese a nuestra insistencia, Rufino no nos dirá en general más que monosílabos –en todo caso, no parece tener tanto sentido del marketing como Don Jano. Máximo nos dará entender que lleva 20 años en el negocio y que su clientela es fiel. Afortunadamente para él, una asidua a sus chicharrones, la maestra Lily Maldonado, nos dirá mucho más: -Yo soy chalaca cien por ciento y siempre vengo con mi esposo e hijos, llevó comiendo más de quince años aquí, porque su chicharrón es el más fresco que hay dentro del mercado. Yo he sido profesora en el colegio Jorge Basadre y recuerdo que a la hora del recreo venía siempre con mis colegas, a veces nos demorábamos tanto repitiendo que llegábamos tarde y nos requintaban.

Mística chicharronera

En la zona exterior del mercado, cuadra seis de Sáenz Peña, la cosa parece estar más pareja, las cinco chicharronerías ofertan por igual el pan con chicharrón (con algunos “valores agregados” de menos o más, que son los que marcan la diferencia en algunos casos), ahí encontramos a Paula, la heredera de Jano, junto a su tío Javier, que sueltan la sinhueso, con el mismo gracejo criollo que don Jano; compitiendo codo a codo con sus paisanos. De entre ellos, destaca Chicharronería César, cuyo dependiente, que también se llama César, igual que su tío que atiende en el interior del mercado, nos habla –para nuestro alivio- en muy buen castellano, más sobrio que el de don Jano eso sí, quien nos informa que sus ancestros llevan cerca de sesenta años en el bussines del pan con chicharrón. Lo que observamos es que César ostenta cierta mística, ya que no todo parece ser negocio para él y no se emociona ante un grupo crecido de comensales que le piden atención: “No, no puedo atenderlos –dice serio y circunspecto, con una solemnidad más propia de un maestro de artes marciales- ¿a dónde mandaría a mis clientes que vienen siempre? Pero sin duda, el más afable de todos resulta ser Julio Su, de la Chicharronería Leyenda, que incluso se presta a posar para nuestro lente, según nos da entender, ellos fueron los primeros en salir hacia el exterior del mercado y que luego los siguieron los demás. Nos dice también que entre sus clientes está el propio Alan y que hasta el popular Melcochita en un asiduo comensal de “Leyenda”: “Él siemple contando chiste”, dice… -A ver cuéntate uno… El hombre lo cuenta a su manera –ni en mil años adivinaríamos lo que quiso decirnos- y luego suelta una risotada, muy oriental, y así mientras, se vacila solito, nos acercamos a sus clientes y les preguntamos: ¿Qué tal? -Yo soy chalaco y llevo viniendo tres años acá, con mi familia –nos dice Martín Castillo- en ningún lugar he probado un chicharrón igual, además el trato es de lo mejor. Otro tanto nos dice Milagros Lusa sobre las bondades de “Leyenda”: “MI esposo me trajo aquí hace quince años, es decir la edad de nuestra hija, y no hemos dejado de venir, nosotros nos venimos siempre desde Ventanilla, y palabra que vale la pena.

lunes, 4 de abril de 2011

GARRY OWEN

Tarde que temprano uno termina dándose cuenta de quienes son realmente los buenos y quienes los malos en esta vida, mientras tanto, hasta que llegue ese momento que ha de terminar por abrirnos los ojos por completo, nos seguirá alegrando el ver llegar de improviso al Séptimo de Caballería para acabar con los indios malvados que cargando en tropel, y ululando comos buenos sioux o cheyenes, pugnan por arrancarle la cabellera a los “carapalidas”… Obviamente, si es que a uno no le da lo mismo, algún día terminaremos por comprender que el Séptimo de Caballería no hacía sino conculcar los legítimos derechos de los pieles rojas a vivir en la pradera, bajo la bendición de Manitú, cazando bisontes, como lo venían haciendo desde que sus ancestros cruzaran el estrecho de Behring, mucho antes de que Colón la cagara descubriendo América, trayendo aquel sinnúmero de indeseables europeos que terminaron invadiendo el Nuevo Mundo, muchos en calidad de ilegales por cierto. Pero, ¿qué diablos me importaba eso a mí?... ¿acaso debía estar conciente de que como buen descendiente de chunchos, ashaninkas, campas, huitotos, o vaya saber Dios qué, los españoles vinieron a hacer aquí lo mismo que el Séptimo de Caballería en las praderas del Far West? Pues no, para efectos prácticos el Far West quedaba en los Estados Unidos de América… y yo por aquellos años me limitaba a ver en la tele como el teniente coronel George Armstrong Cooster, al frente de su brava columna de muchachos azules del Séptimo de Caballería hacía mierda a toda la indiada, sólo porque ésta no quería ir a morirse de hambre en la reservación, que tan gentilmente les había cedido el gran padre blanco de Washington. Y así, cuando “pelo amarillo” –que era como los indios llamaban a Cooster- abandonaba Fort Lincoln para vapulear a “Caballo Loco” y compañía, los hombres del Séptimo de Caballería iban cantando el himno del escuadrón: “Garry Owen” y uno se alegraba de lo lindo cuando los pobres pieles rojas caían de sus caballos, acertados por la infalible puntería de los winchesters o por los diestros sablazos de los casacas azules… cuando en conciencia, a quien en realidad debíamos hacerle barra era a los pobres indios de Norteamérica, tan afines a nosotros, los indios de Sudamérica… Sin embargo ahí estábamos todas las tardes nosotros en casa, disputándonos el hacer de cowboys durante nuestras escaramuzas infantiles, dejándole el deshonroso papel de indios a quienes no tenían la buena fortuna de que sus papis les compraran los consabidos pistolitas, sombreros y caballito de plástico. Y así fue como, cuando "Caballo Loco" y sus bravos le dieron su merecido a Cooster y a todos esos desalmados carapalidas en Litle Big Horn (fueron como 1800 indios contra 200 y pico de soldados), no celebramos la gran victoria de quienes con justicia hicieron valer –aunque temporalmente- sus derechos, sino que por el contrario, lloramos la muerte del teniente coronel Cooster, quien a la cabeza de su tropa de bravíos muchachos azules, emprendió el camino de la gloria eterna, al son del himno del legendario Séptimo de Caballería: Garry Owen… Y es que después de todo, si hubo algo que supieron hacer muy bien aquellos yankees desalmados, ello fue saber morir muy bien, como todos unos valientes, ante aquellos a los que tantas veces victimizaron… lo mismo que "Caballo Loco", "Toro Sentado" y "Gerónimo" (quienes al final terminaron mal muriendo en una de aquellas miserables reservaciones para indios)…



http://www.youtube.com/watch?v=nAAvhX6ta-U&feature=related



Garry Owen (letra)


No desmayéis hijos de Baco,

Uníos a mí jóvenes gallardos;

Venid y echad todos un trago,

Cantad y prestadme vuestra voz,

Para el momento del estribillo.



Coro



En vez de agua de la fuente

bebamos cerveza,

Travesura que en el acto pagaremos;

Nadie de Garry Owen a la cárcel irá por deudas

En este momento de gloria.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Terra Nostra

La Inmigración Italiana en el Perú







Diario La República

Revista Domingo

30 de diciembre de 2001


Navegantes y conquistadores, sabios y reinos de belleza, futbolistas y hasta mafiosos; no cabe duda de que los inmigrantes italianos y sus descendientes se han ganado por derecho propio un lugar en nuestra historia. El periodista Pompilio Inglesi, director de la revista Incontri, habla de algunos de estos personajes sobre los que versa su libro “Progenie Itálica”, próximo a publicarse.

Hacia mediados del siglo XIX el Perú, en formación aún como república desde la época de la conquista, seguía recibiendo aportes los aportes culturales más diversos. A los antiguos peruanos, a los españoles y africanos que llegaron tras la conquista, se habían ido sumando otros inmigrantes llegados en busca de la fortuna que en sus tierras les había sido esquiva.
Llegaron por ejemplo los ingleses y su inveterado gusto por el té y la puntualidad (cosa que evidentemente nunca pegó); los chinos, con su exótica sazón y contagiosa afición por el opio, y, naturalmente, los italianos, quienes entre otra cosa nos trajeron el bel canto, los tallarines y los panteones. No obstante, sería mezquino atribuir tan poco a los inmigrantes de la península de la bota y sus descendientes, muchos de quienes han sabido ganarse un sitial en nuestra historia.
“El caso de los italianos destaca nítidamente –afirma Pompilio Inglesi, quien es además presidente de la Associazione Italo Peruana- obsérvese tan sólo en quien es uno de los héroes máximos del Perú: Francisco Bolognesi, que no fue de ascendencia inglesa, alemana, sino itálica. Ahora, como él, pueden encontrarse otros muchos casos; lo que pasa es que aquí estamos acostumbrados a hablar de Raimondi o Donofrio, ignorando a quienes incluso se contaron entre los primeros vecinos de Lima”.

El morro solar y los héroes
Entre los conquistadores que se avecindaron en Lima estuvo el soldado de origen genovés Antonio Solaro O Solari, a quien sus compañero llamaban “Solar” y que en mérito sus servicios prestados le sería adjudicada la villa de Surco. Al tomar posesión del lugar, dio su nombre a un promontorio que solía usarse como mirador para avistar a las naves que llegaban desde Europa: El “Morro Solar”.
Algunas de esas naves llegarían desde Génova, en la región de la Liguria, y traerían consigo a diestros navegantes, entre los que se distinguió Andrés Barbaza; quien residió en Lima desde 1543 y era contramaestre de un galeón llamado “El San Juan”; se trata del primero de muchos italianos que ejercerían ese oficio en el puerto del Callao.
“Ahora, dice Inglesi, la comunidad italiana supo retribuir a la tierra que tan generosamente los acogió. En abril de 1866, por ejemplo, cuando la Armada Española se aprestaba a atacar el Callao, y previéndose los incendios causados por efectos de un posible bombardeo, el súbdito italiano Emilio Longhi convocó a 300 de sus compatriotas, quienes gustosos aceptaron vestir la casaca roja de la primera compañía de bomberos “La Roma”. Así, cabe destacar que durante el “Combate del 2 de Mayo” los miembros de la Roma se comportaron a gran altura, contándose más de una baja entre sus miembros.
Otro tanto ocurría a principios de 1881, cuando consumado el sacrificio de Bolognesi en Arica el ejército chileno se encaminó hacia Lima desde el sur. Vencedores como es sabido en la batalla de San Juan, la victoria volvió a ser suya en Chorrillos frente al improvisado ejército de emergencia. Las tropas del ejército vencedor se entregaron entonces a los más terribles actos de barbarie en contra de la población civil; entre otras cosas, luego de saquear las viviendas, procedían a incendiarlas. Los jefes del ejército invasor habían conminado a los miembros de las distintas compañías de bomberos a no apagar los siniestros, en caso contrario sufrirían las consecuencias.
Sin embargo, era tal el sufrimiento de quienes veían destruidas sus moradas, que el comandante de la compañía Garibaldi y sus compañeros dejaron de lado el temor que les inspiraba la soldadesca chilena y procedieron a combatir el fuego. Los chilenos los arrestaron casi en el acto y los colocaron frente a un pelotón de fusilamiento. Así, los bomberos italianos Felipe Bargna, Lucas Chiappe, Ángel Cipillini, Ángel Descalzi, Juan Bautizta Leonardi, Pablo Marzano, Enrique Nerini, Juan Ognio, José Orengo, Juan Pauli, Pablo Risso. Lorenzo Strana, Valentín Egidio y el peruano Domingo Ayarza corrieron la misma suerte de muchos otros, ejecutados por los invasores.

Con una mano adelante…
Solía ocurrir, según afirma Inglesi, que los inmigrantes que zarpaban desde la península como campesinos desembarcaban en el Callao u otras cosas más, ansiosos de “hacer la América”. No obstante, hubo quienes, sacrificando su cómodo estatus social y económico, lo dejaron todo para venir a trabajar al Perú; tal el caso del conde Carlos Radicati di primeglio. Radicati, nacido en Turín en 1914 y muerto en Lima en 1990, quien fue uno de los primeros historiadores que se ocupó de estudiar el sistema contable de los Incas. No son pocos los textos que publicó sobre los quipus y su interpretación.
Otro caso relevante es el de Duccio Bonavia, quien habiendo nacido en Spalaton(Dalmacia), optó por la nacionalidad peruana luego de llegar muy joven a nuestro país. Abocado por completo al ejercicio de la etnología y arqueología en el Perú, emprendió una serie de investigaciones, entre las que destacan estudios diversos sobre pinturas murales prehispánicas; domesticación del maíz en los Andes Centrales, una demostración científica de que los camélidos no son animales especializados de altura. Bonavia es, además, coautor de Dictionnaire de la Préhistore (1988) publicado en París y participante en The Dictionary Ofart (1996), editado en Londres.

Las calles, la mafia y las bellas
Desde la calle de “Quemado” en el centro histórico de Lima, cuyo nombre se debe al trágico episodio en el que un comerciante italiano perdió la vida al estallar en su bodega un cargamento de pólvora, son muchos los personajes de esa nacionalidad que han dado su nombre a rincones de nuestra ciudad.
Cuéntese entre ellos, asevera el presidente de la Associazione Italo Peruana, a Giuseppe Larco o José Larco como se le nombra en una céntrica calle miraflorina, fundador y director del Banco Italiano del Perú, hoy conocido como Banco Italiano de Crédito. Del mismo modo, hasta hace poco, una de las arterias principales del distrito de Lince llevaba el nombre del general César Canevaro, esforzado militar que si bien no cayó en el campo de batalla, supo batirse valientemente en defensa de la patria durante la guerra con Chile, en la que pese a caer gravemente herido durante la batalla de San Juan, asumió la alcaldía de Lima, desde donde combatió las tropelías del ejército invasor.
Empero, como es de suponerse, en todas partes se cuecen habas, y así como a los Estados Unidos llegaron los Cappone y los Luciano, por aquí vinieron a dar también pájaros de similar plumaje. Como Pascuale Buccolo, un avezado miembro de la “Camorra” o mafia napolitana, quien a mediados de los años cincuenta se daría el lujo de burlar el fiasco. Encausado por la justicia, desaparecería misteriosamente; más de uno de sus paisanos presume que yace en el fondo del mar, modalidad usada por la Camorra para desaparecer a los caídos en desgracia al interior de su organización criminal.
Con todo, más de un lector podrá estar de acuerdo en un hecho, y ello es que lo mejor que nos ha podido llegar desde la bella Italia son, desde luego, las italianas, las que a su vez han retoñado a no pocas beldades que hoy son un regalo para nuestros sentidos. Cuéntase entre ellas a “Su Majestad” Fiorella Vismara, quien representara a Perú en el último concurso internacional Miss Italia Nel Mondo. Junto a ella destacan las ex “chicas torbellino” Fiorella y Bárbara Cayo (o caio), la mulata Mariela Zanetti y Viviana Rivasplata Aita, la rutilante Miss Perú Mundo, descendiente de italianos por la rama materna.

Calcio Peruano
Para muchos, el mejor fútbol del mundo se juega en las orillas europeas del mar Mediterráneo, específicamente en los torneos italiano y español; pero sobre todo en el primer caso, a donde anualmente llegan los mayores talentos del balompié universal, mediante millonarias transacciones, para medirse con los Vieri, del Piero y Ensagui en procura del Scudetto de la temporada di calcio.
Vale la pena recordar por eso que hace más de un siglo los antepasados de los Maradona y Batistuta llegaron a la Argentina, los Bellini y Rivelino a Brasil; los Giggia y Schiaffino a Uruguay… y bueno… los Ferrari y Galliquio –entre otros- a Perú . Sí, Galliquio. Para quienes están familiarizados con el fútbol profesional peruano, podría parecer cosa de broma hablar del último de los jugadores mencionados, quien ciertamente no parece tener nada de italiano.
“Lo que pasa –Comenta Pompilio Inglesi festivamente- es que, y esto es cosa muy sabida, a los italianos nos gustan las morenas; por eso se ve “tanta gente del pelo” con apellido italiano por ahí (jajajaja). Pero bueno, hablando e serio, lo que ocurre es que los italianos somos quienes más nos hemos integrado a la sociedad peruana, sin hacer distingos. Es muy escasa la población mestiza con apellidos anglo, franco o germánico, en cambio sí se va encontrar personar de ese tipo con ascendencia itálica. Finalmente, en cuanto a nuestro amigo Galliquio (cuya escritura correcta es Gallicchio), no me extrañaría que descienda de algún compatriota establecido en la zona de Chincha, entre mediados del siglo XIX y principios del siglo XX.
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