domingo, 1 de abril de 2012

¿La hora del planeta?... ¡Bah!


Una de las grandes ventajas de haber sido siempre reticente al gregarismo por el gregarismo ha sido no ser partícipe de huachaferías descomunales como las que ahora abundan por doquiera por obra y gracia de las redes sociales, aprovechando cualquier coyuntura mediática que se pudiera presentar.

Y bueno… acaso esté equivocado… cómo no… ya antes lo he estado.

Bueno pues, desde hace poco andaba escuchando aquello de “La hora del planeta”… que a cierta hora de la noche se iba a propiciar un “apagón voluntario” a fin de alinearse con el resto de la población mundial… cosa muy loable por cierto, pero bastante hipócrita y mucho menos práctica si vamos a decir la verdad.

¿Por qué? ¿Acaso esto de dejar de usar energía eléctrica por una hora va a hacer realmente que la gente cambie de opinión respecto al modo de alargar la vida de nuestro planeta tierra?

No lo creo, como no lo cree estoy seguro nadie que tenga sentido común o dos dedos de frente. Creo más bien que si todos nos pusiéramos de acuerdo en restringir el consumo de energía en nuestros hogares que no es nuestros centros de trabajo, la cosa sería harto distinta…

Yo aquélla noche no estaba en el trabajo, pero estaba haciendo mi trabajo, lo que el finalmente es lo mismo.

Por otro lado, no sabía del tema, ocupado como andaba documentándome con el fin de elaborar cierto articulejo y estar a la altura para enfocar el tema… cuando a eso de las ocho treinta de la noche se fue la luz…

-La P… M… dije entonces, carajo… ¿y ahora? Ni siquiera le había dado guardar al archivo… ¡Mela! Y ahora…

Lo primero que hice, recordando viejos tiempos fue granputear a sendero y al MRTA… salí entonces a indagar qué corcho había ocurrido, acaso finalmente sólo se debía a una pinche voladura de plomos…

Y entonces, al salir de casa, los vi a todos bien paraditos junto a la caja de luz… la señora doña Tirifila… con su pañoleta de siempre, los gestos airados y atronador vocinglero… más al costado el Dr. Chantada con el crío en brazos, “recién llegado como siempre, de atender uno de sus tantos casos” (razón por la cual siempre está impecable, de punta en blanco y nunca en mangas de camisa)… y finalmente la señora del primer piso, almidonada hasta el mostacho, quien considera un verdadero privilegio tener a su cuidado el jardín del edificio… todos en penumbras… cada uno con su velita…

-Señores buenas noches… ¿qué ha ocurrido?

-Nada joven es “La hora del planeta” y por decisión de todos los que vivimos en este edificio hemos visto por conveniente apagar todas las luces…

La verdad, en otras circunstancias me hubiera hecho el loco y hubiera dejado pasar la situación… pero no ese día, digo noche en la que para colmo, según veía, el único edificio de todo el conjunto habitacional en el que vivo respetaba “esa bendita hora del planeta”… yo tenía que entregar mi trabajo al día siguiente…

-Oiga joven, mañana es domingo y nadie trabaja…

-Bueno señora, para su información los periodistas sí trabajamos, domingos, feriados y hasta fiestas de guardar ¿sabe?

-Ay no… por favor… Dr. Chantada… que malacrianza –espetó la doña Cañona del edificio, secundada por sus comadres…

Pero que cara de los mil demonios habré puesto que nadie osó ponérseme enfrente, ni siquiera el gorilón pelmazo del Dr. Chantada, cuya esposa, tan gentil, cálida, fragante y regalona acababa de asomar muy pizpireta, asomando su arrecha humanidad… mirándolo horriblemente al impecable hombre de leyes, luego de guiñarme el ojo bizco…

Lo cierto es que luego de subir la llave de electricidad de mi piso y no dar siquiera las buenas noches, contrario a mi costumbre, me largué a hacer mi tarea, dejando alborotadas a las dignas señoras, quienes se llenaban la boca, repitiendo las mismas palabras… ¡Ay qué barbaridad!... ¡Ay que mala crianza!

Y así volví a sentarme a escribir con más ganas que antes, cortesía de las viejas brujas del edificio y finalmente terminé, la cosa salió mejor de lo que había planeado, como sucede cada vez que te joden y te ponen obstáculos y pude entregar al día siguiente mi nota… ¡Sobre el Día del Planeta!

miércoles, 18 de enero de 2012

¡Feliz Aniversario... Vieja Señora!


Uno de mis primeros amores, de los más entrañables e imperecederos es la ciudad en la que nací... o es decir la ciudad que encontré en los libros de historia, en "Las Tradiciones Peruanas", en los valses de Felipe Pinglo Alva y en las canciones de Chabuca Granda y que pude recrear al recorrerla... una Lima romántica y extinta, que se fue hace mucho tiempo sin duda, pero "mi Lima" al fin, de algún modo, gracias a ella aprendí a tener "conciencia nacional", aunque fuera a mi manera. Yo amo a mi ciudad... lo juro, en ella he amado, triunfado y fracasado, aquí nació mi hijo, aquí están mis playas (con y sin arena... ¡Plop!) mis balcones que tanto amo, mi cielo gris e hipócrita; por culpa de Lima se me dio la manía de regocijarme en pergeñar tantos desatinos e insensateces en el papel; mi Lima, de pasadas y efímeras grandezas...es en fin… mi casa y como cualquiera otra no es mejor ni peor. Es “mi Lima”, es mi casa, es mi amor de siempre... auténtico y putil.

http://www.youtube.com/watch?v=Ut0lvp6J370


lunes, 24 de octubre de 2011

Mañana es... ¡El Día de San Crispín!

Inolvidable y aleccionador discurso de un rey poeta (a inspiración de William Shakespeare)

(Octubre de 2011)

“Mañana es el día de San Crispín… quienes lleguen a viejos se levantarán en puntillas de pie y recordarán las hazañas consumadas aquélla fecha y sus nombres serán pronunciados con regocijo, en copas rebosantes, hasta el final de los tiempos…”

Tales palabras –poco más o menos- fueron pronunciadas hace cerca de 600 años, el 25 de octubre de 1415, en los campos de Agincourt, Francia, donde se libró una de las más famosas batallas que recuerda la literatura universal, no por la acción bélica propiamente, sino por el discurso que poco antes dio a sus tropas el rey Enrique V de Inglaterra (según William Shakespeare) el día del santo patrono de los zapateros: el día de San Crispín.

Todas las de perder

No se presagiaba una jornada victoriosa para las armas inglesas aquél día, en la que tendría lugar uno de los episodios más célebres de la “Guerra de los Cien Años”, que enfrentó a Francia e Inglaterra. De hecho eran las tropas que servían bajo el oriflama francés, a órdenes del príncipe Jean Juan le Maingre, las que tenían todas las de ganar, debido a su amplia superioridad numérica (40 mil tropas de Francia contra 6 mil 500 ingleses).
Así, poco antes de la batalla, el rey Enrique dio a sus tropas el siguiente, inolvidable discurso:
“Aquél que sobreviva a esta jornada y llegue a la edad de su vejez, cada año en la víspera
se dirigirá a sus vecinos y les recordará: "Mañana es el día
de San Crispín". Entonces desnudará sus brazos y mostrará sus cicatrices y dirá con orgullo: "estas heridas me las hice en el día de San Crispín". Los ancianos olvidarán, todos acabarán olvidando pero él recordará con detalle las hazañas que consumó aquel día. Entonces musitará nuestros nombres, que sonarán en sus labios como palabras familiares. El rey H
arry, Bedford y Exeter, Warwick y Talbot, Salisbury y Gloucester. Todos serán recordados con frescura en todo su fulgor. Los hombres buenos enseñarán su historia a sus hijos y el día de San Crispín jamás será olvidado desde la jornada de hoy hasta el fin del mundo porqu
e todos nosotros seremos recordados. Nosotros, pocos. Nosotros, felices pocos. Nosotros, banda de hermanos. Sí, porque aquél que hoy derrame su sangre junto a la mía será mi hermano, nunca más será un simple villano. Este día habrá ganado semejante condición. Y los caballeros de Inglaterra que ahora descansan en su cama se reprocharán a sí mismos no haber estado aquí y haber malgastado su edad viril mientras cualquiera les relata acerca de la lucha que mantuvimos nosotros en este día de San Crispín."

Resultado

Al final de la batalla, el león rampante del estandarte inglés se elevaba victorioso en el campo de Agincourt, el formidable –en número- ejército francés había sido vencido gracias a la destreza de los arqueros y ballesteros ingleses, que incluso debieron combatir con una especie de pañales (ya que la mayoría había enfermado de diarrea), que constituían el nervio del ejército británico; sin embargo, aquella decisiva gesta que cambió el curso de la “Guerra de los Cien Años” es mucho más recordada por el discurso que William Shakespeare puso en boca del buen rey Enrique.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Luke Skiwalker y la cirugía de mano

Un accidente sufrido hace algunos años, pudo causar que perdiera una mano, sin embargo tuve la buena fortuna de ser intervenido por un gran profesional médico, quien me libró “literalmente” de quedar manco. Hoy, “Día de la Medicina Peruana”, no hallo mejor modo de recordarlo gratamente que reproduciendo una nota que escribí para la revista de la Federación Médica Peruana.

Para el Dr. Julio César Echevarría Oré, prestigioso cirujano de mano del Hospital Edgardo Rebagliatti Martins, la escena cumbre de la trilogía de ficción “La Guerra de las Galaxias” es aquella en la que le es implantada una prótesis robótica a Luke Skiwalker, luego de habérsele sido cercenada la mano por el malvado Dart Vader, durante un duelo a espada láser.

"Creo que no estamos demasiado lejos de que tal ficción se vuelva realidad. Actualmente hay prótesis bioeléctricas provistos de motores y censores que permiten realizar movimientos rudimentarios, movimientos tan precisos como el que hace una pinza. Los motores son cada vez más pequeños y precisos, probablemente nuestra generación verá avances significativos en ese tipo de prótesis”, manifiesta el Dr. Echevarría.

“Relojería suiza”

Pero entre tanto ello suceda el cirujano de mano sigue obrando con la meticulosidad de un relojero suizo. Una cirugía de mano puede durar como mínimo 15 minutos o tranquilamente unas doce horas, lo cual nada tiene de extraño, ya que la microcirugía aplicada en la cirugía de mano precisa de un trabajo en el que la precisión y la exactitud juegan un rol preponderante, de hecho, bien podría compararse esta subespecialidad de la traumatología con la destreza de la que hacen uso los relojeros suizos.

Ocurre –precisa el Dr. Echevarría- que las estructuras de la mano son harto pequeñas, incluso en adultos (y más aún en niños pequeños), es así que para intervenir los nervios, brazos y tendones empleamos instrumental muy fino, diferente del que se usa en casos de traumatología, es material especialmente diseñado para ser usado en la cirugía de mano. Muchos de los cirujanos dedicados a esta especialidad, no ayudamos en nuestra tarea con magnificaciones o lupas y también microscopios especiales.

La reconstrucción de mano

Se trata de una subespecialidad que integra las habilidades y conocimientos de diferentes áreas aplicadas a una región específica: la reconstrucción de mano. Antes de la última gran conflagración mundial, cuando se originaban lesiones complejas graves en las extremidades superiores no había un tipo de especialistas que las manejara adecuadamente.

En aquellos días el traumatólogo se fijaba en que se consolidara bien el hueso, pero si había una lesión de tendón se llamaba al cirujano plástico para atender un vaso; de otro modo, si se trataba de un nervio periférico se acudía a un médico vascular; así, no había un manejo conjunto de un área (el de la mano) en el que las relaciones de estructura son muy estrechas.

-Pero si hemos de hablar de avances impresionantes –manifiesta el doctor Echeva

rría- podemos remontarnos a diez años atrás a la fecha. En ese lapso ha mejorado mucho la técnica de reconstrucción de huesos para fracturas y pérdidas óseas. Ha habido un avance tremendo en el sistema de dispositivos de fijación de implantes, pequeñas placas y tornillos. Actualmente se cuenta con implantes que aseguran una mayor estabilidad; como también en lo referido a nuevas técnicas de sutura para la reparación de tendones, lo que permite un movimiento casi inmediato.

“Regeneración de huesos”

Recientes investigaciones sobre materia molecular han permitido que se sepa cada vez más sobre los “factores de crecimiento”.

Se trata de moléculas proteicas que estimulan la regeneración y crecimiento de tejidos, sean tendones, hueso, e incluso fibra muscular. Se espera que en el corto plazo se puedan emplear algunos de estos “factores de crecimiento” a nivel estándar para mejorar el proceso de cicatrización de heridas y la recuperación de fracturas. En Estados Unidos ya se ha autorizado el uso de algunos de estos factores de crecimiento a fin de estimular la regeneración de los huesos que pudieran haberse perdido a consecuencia de la lesión sufrida.

“Sin embargo –acota Echevarría- es con las investigaciones acerca de las células madre (células que se toman del propio paciente) que se espera alcanzar mayores avances. Como es sabido, dichas células son cultivadas en el laboratorio a fin de cultivar tejidos nuevos; de ese modo se podrán cultivar segmentos de músculo o tend

ón para poder reemplazar el que se ha perdido, incluso de piensa ir más allá y tratar de reconstruir dedos y segmentos completos de un miembro.

Se ha llegado incluso a trasplantar la mano de alguien fallecido a un paciente vivo que lo requería. Sin embargo hemos visto que el miembro implantado logró tener alguna función con resultados que son aún controversiales.

jueves, 8 de septiembre de 2011

“September”, por Richard Strauss

Richard Strauss habrá sido muy nazi y por tanto, sospecho que tan antisemita como su coterráneo Wagner, pero por Dios qué música celestial o infernal (por lo lujuriosa y embrujadora) que logró arrebatar a sus dioses germanos, cual un Prometeo robándoles el fuego sagrado. No hace mucho escuché “September”, parte de su obra postrera “Cuatro últimas condiciones”.
Confieso que sentí una sensación que nunca antes había experimentado al escuchar una melodía... elevado a la cima de un edén pagano… me sentí tentado a creer incluso que el Valhalla existe y las valkirias a las que hacen mención las leyendas germanas también.
Cuando Richard Strauss compuso Las “Cuatro últimas canciones” era un anciano de 84 años, un hombre devastado por la tragedia que fue para él ver reducida a escombros su amada Alemania, luego de la II Guerra Mundial. Veía destruida una cultura –la suya- que consideraba inmortal, sin embargo basta solo escuchar “September” para sentirse lleno de su música vivificante, pese a que a los cuatro poemas en los que se inspiró versan sobre la muerte cercana (él moriría a los 85 años).
“Primavera”, Septiembre y “Al irme a dormir” son poemas de Herman Hesse y el cuarto pertenece a Joseph von Eichendorff (En el ocaso), que fue el primero al que Strauss puso música. Vaya forma gloriosa de partir, hasta parece un tributo a sus dioses germanos para congraciarse con ellos y ser bien recibido en el Valhalla. Hermosa melodía y hermoso el poema del autor del “El lobo estepario”: 


Setiembre

El jardín está triste,
la fría lluvia pesa sobre las flores.
El verano tiembla
dulcemente hacia su fin.

Doradas, gota a gota, caen las hojas
de lo alto de la acacia.
El verano sonríe, sorprendido y cansado,
entre el sueño de los jardines que se mueren.

Largamente, entre las rosas
se detiene todavía, desea el reposo.
Lentamente cierra
sus ya cansados ojos.



miércoles, 31 de agosto de 2011

We'll Meet Again





Hasta hace algún tiempo y durante casi dos meses anduve sumergido en aquella ¡Maldita Guerra! como solían llamarla (yo mismo la maldije de tanto andar amaneciéndome), tremenda chamba francamente, debía elaborar nada menos que 1600 preguntas sobre tan terrible acontecimiento, todo a cambio de una paga infame (últimamente casi todas lo son).


Pero en fin, bien o mal retribuido, todo trabajo esforzadamente realizado tiene de algún modo su recompensa, el mío fue el dar con Vera Lynn, “la novia de los tommys británicos” (hoy una viejecita de 94 años), cuya ingrata tarea era despedir a quienes partían hacia el frente, sin saber si algún día volverían, cantando aquella nostálgica canción que hablaba del reencuentro, alguna vez, un día soleado, bajo un cielo azul...



Confieso que –vaya falta de sentido común- hasta ahora había pensado que “Lily Marlene” era la canción de todas las tropas beligerantes durante la II Guerra Mundial, indistintamente de que fuera alemana, y es que después de todo, Lily Marlene era "la canción" de la guerra -de aquella guerra- por excelencia, empero resulta que los rusos, como también los alemanes, y los americanos tenían la suya, a cual más sentimentales, pero junto con “Lily Marlene” (con sus efluvios cuarteleros) encuentro más méritos a la melodía y también a la letra de aquella tonada, tantas veces cantada por Vera Lynn a aquellos Tommys, muchos de quienes nunca volvieron a casa: “We'll Meet Again” (“Nos volveremos a encontrar”).
Desde setiembre de 1939 hasta diciembre de 1941 (los americanos recién intervinieron luego del bombardeo a Pearl Harbour) los ingleses y sus aliados de la Commonwealth hubieran de vérselas solos contra la formidable maquinaria de guerra desplegada por el Eje (Berlin-Tokio-Roma), no sólo en Europa, sino en África y Asia… en un abrir y cerrar los ojos, el decimonónico y glorioso Imperio Británico se vino abajo.
En fin… si algo hay que reconocerle a los hijos de Albión es que superados y todo, nunca perdieron la moral, pese a que todo su imperio en Asia había caído en manos de los japoneses y que en África apenas le iba mejor, debido en realidad a la incompetencia del Regio Esercito Italiano (cuando llegó Rommel y el Afrikakorps sería otra cosa), y si al menos pudieron mantener el honor fue gracias a que tenían a un estadista como Winston Churchill (“el último británico”, tal cual fue Aecio, el vencedor de Atila, “el último de los romanos”), quien se alzaría tiempo después (en 1953) con el premio Nobel de literatura... (aaaaah...!).
Así, en medio del fragor del combate en El Alamein, en Batan, en Normandía o en plena Batalla de Inglaterra, con buena parte de las ciudades inglesas ardiendo en llamas luego de ser bombardeadas por la Luftwaffe… se escuchaba la voz de Vera Lynn cantando una y otra vez la canción de "Tommy Atkins" Durante la II Guerra Mundial: “We'll Meet Again”.

WE'LL MEET AGAIN (inglés)

We'll meet again, don't know where, don't know when,
Bit I know we'll meet again some sunny day.
Keep smiling through just like you always do,

Till the blue skies drive the dark clouds far away.
So will you please say hello to the folks that I know, tell them I won't be long.
They'll be happy to know that as you saw me go, I was singing this song.
We'll meet again, don't know where, don't know when,
But I know we'll meet again some sunny day.

(Español)
Nos volveremos a encontrar, no sé dónde, no sé cuándo,
Sé que nos encontraremos de nuevo algún día soleado.
Hasta entonces seguiremos sonriendo y mantendremos la sonrisa en los labios.
Y entonces el cielo volverá a estar azul, sin nubes oscuras.
Mientras tanto, hágame el favor de saludar a la gente que conozco, dígales que no pasará mucho tiempo hasta que nos volvamos a ver.
Ellos estarán felices de saber que aún estando lejos, yo estaba cantando esta canción.
Nos volveremos a encontrar, no sé dónde, no sé cuándo,
Pero sé que nos volveremos a ver algún día soleado.

Esuchar la canción:

http://www.youtube.com/watch?v=cHcunREYzNY

jueves, 11 de agosto de 2011

¡Rubios como Hitler…!

Estos “neonazis lorchos”...



Qué diablos andan haciendo esos pobres chicos enarbolando la Svástica y haciendo el saludo fascista en nuestra multiétnica metrópoli?... ¡Qué ridículos estos pobres!... ¿se han tomado la molestia de mirarse bien el cacharro a un espejo? ¡Por Dios!… Hasta para hacer el ridículo hay que saber bien sobre qué terreno se está pisando.

¿Han leído el “Mein Kampf” por ejemplo?, ¿Saben en que se basaba la supuesta superioridad de la raza aria? ¿Saben lo que estipulaban las “Leyes de Nuremberg” sobre su supuesta pureza?... estos pobres ni siquiera llegarían a la condición de "Michling" (una especie de arios mestizos, según la tipificación hecha por ellos mismos), dudo mucho que el furher se dignaría a concederles el certificado correspondiente que pudiera liberarlos de ser considerados “subhumanos” y aspirar siquiera a limpiar las letrinas de las siniestras Waffen SS o acaso desempeñar la labor de Sonderkommandos en un campo de concentración


Esto me trae a colación cierto chiste que circulaba en la propia Alemania durante el apogeo del nazismo, a propósito de estos “arios andinos”… ahí se referían festivamente a muchos de los seguidores de la ideología nazi: “Rubios como Hitler… altos como Gobbels y esbeltos como Goering”, como ustedes saben el furher no era ni medianamente castaño (bien conchudo el tío si lo vemos bien), Gobbels era lo que podríamos llamar un renacuajo (hasta nuestro “Periquito Chiroque lo hubiera separado en altura) y para colmo rengo, Goering era tremendamente obeso… es decir, todos eran una flor de conchudos... y estos “arios criollos”... pues los non plus ultra de la conchudez...


Muchachos, lo menos que van a pensar de ustedes es que son unos hueveras, pero el rechazo (parcialmente sincero en algunos caso eso sí…) que han causado con su “huachafería” y poniéndome en un plan comprensivo les pregunto, no sólo a ustedes sino a toda la comunidad neonazi y embozadamente nazi de nuestro multipictórico Perú, porque me atrevo a pensar que el extraviado comportamiento de estos pobres muchachos no creo que se haya forjado leyendo “Mein Kampf”… esto viene de su casa… de su entorno, pero bueno, vamos a la pregunta:


¿Por qué no se van a Alemania (cuna de la ideología nazi) donde todos son altos, rubios y ojiazules como ustedes? Y donde sin duda serán muy bien recibidos (siiii… claaaaaro)… ¡Vayan muchachos! Y dejen de andar haciendo el ridículo por aquí, cómo se han de estar matando de risa nuestros tan buenos amigos al otro lado de la frontera, ya leí un comentario que han hecho al respecto: “Estos cholos jajajaja… por eso les ganamos la guerra”… ¡Ya ve lo que hacen!... tan bacán que la estamos haciendo…


¡Heill… Hueveras!


Ah… por cierto… hace algún tiempo un opúsculo trataba de desmitificar el triunfo peruano sobre la selección austriaca en la competencia futbolística de los Juegos Olímpicos de Berlin en 1936, lo firmaba por cierto un señor de apellido germano (Hummm…), en él se decía que se había anulado el partido porque unos hinchas peruanos habían invadido la cancha… tsssss…


Oigan… ¿Ustedes creen que la Gestapo o la Whermatch nazi iba a tolerar tal desaguisado por parte de unos cuantos cholitos contra los paisanos del enajenado ese de Hitler -hincha rabioso por cierto del Shalke O4


donde juega el delantero grone Jefferson Farfán (lo que son las cosas)- en una época en la que la judería alemana comenzaba a ser perseguida y martirizada? ¿Van a creer tal patraña?


¡Pues yo no Carajo!... ¡Vivan los goles de Manguera, Campolo y Lolo (no importa que haya sido de la U) contra esos jijunas paisanos del Fuhrer!



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