El Holocausto de Mathias Sindelar
Su nombre era Mathias Sindelar y era… judío, y ser judío en plena dominación nazi fue lo peor que le pudo ocurrir. Adolf Hitler está bien muerto hace mucho, pero el racismo y la intolerancia siguen existiendo… aquí y allá… no olvidemos que en esa misma Sudáfrica donde se jugará el mundial 2010, reinaba hasta hace poco el Apartheid (negritos aquí… blanquitos por allá…).
En 1939, el mejor futbolista de su época tomaría la fatal determinación de acabar con su vida. Mathhias Sindelar, goleador del Wunderteam (el “equipo de ensueño austriaco”) se había negado a jugar por la selección nazi y por ello sería condenado en vida, debido también a que el servicio secreto de Adolf Hitler se había encargado de encontrarle un origen judío. Por eso no extrañaría que, el “mejor jugador austriaco de todos los tiempos”, según la FIFA, optara por autoeliminarse antes de ser víctima de los carniceros nazis.
El goleador austriaco
En 1938 la Alemania Nazi de Adolf Hitler invadió Austria y la anexionó al Tercer Reich. Aquel mismo año se jugó en Francia el tercer mundial de fútbol. Entre los países clasificados estaba precisamente Austria, sin embargo, se había dispuesto que los jugadores austriacos pasaran a forma parte del equipo alemán. Pero hubo un jugador que se negó a jugar por el “seleccionado nazi”. Su nombre era Mathhias Sindelar, la estrella del Wunderteam (equipo maravilloso), quien protestaba así contra la invasión de su país por parte de las hordas alemanas.
A finales de los años veinte, el entrenador austriaco Hugo Meisl comenzó a convocarlo al combinado austriaco. A partir de ahí, el equipo inicia una impresionante secuencia de victorias. En 1933, la serie ya era de 12 triunfos y dos empates. Sindelar, como delantero centro, había marcado 27 de los 60 goles del equipo, que registro resultados como 8-1 en contra de Suiza, 8-2 en Hungría y 5 -0 en Alemania.
Austria, favorita en el mundial, pero…
Así llegaba Austria como favorita al mundial de Italia, venciendo en la fase inicial a Francia por 3 a 2 y a Hungría por 2 a 1 en cuartos de final. Sin embargo, fatalmente se toparían con la selección italiana en las semifinales. Fatalmente porque los italianos (aliados de la Alemania nazi) habían organizado ese mundial para ganarlo, recurriendo a todo tipo de artimañas.
No extrañó entonces que se sirvieran del árbitro para hacer valer un gol convertido en evidente fuera de juego. En tanto, Austria hubo de conformarse con disputar el tercer puesto frente a… Alemania, el mismo que perdió por 3 a 1, y en el que volvieron a repetirse las actitudes extrañas del árbitro a favor de los aliados de Italia. En aquel encuentro, Mathhias Sindelar estaría ausente debido a una lesión, luego de un foul artero del “carnicero” Monti.
¡No jugaré por los nazis!
De regreso a casa y una vez repuesto de la lesión, Sindelar continuó jugando en el FK de Austria, y no volvió a ganar la liga, aunque conquistó dos veces la Copa Mitropa, que era la única de carácter internacional en el momento. El 26 de diciembre de 1936 jugó un último partido contra el Herta de BerlÌn en la capital del imperio nazi, aquel día jugaría un excepcional partido, llenando los ojos de los jerarcas nazis. Entonces, uno de ellos se presentó al camarín austriaco y le ofreció la posibilidad de nacionalizarse alemán para poder jugar por el seleccionado nazi.
“Claro que no”, diría Sindelar, soy austriaco y seguiré jugando por mi país. Y así cumpliría su palabra, jugando incluso las eliminatorias para el mundial siguiente, Francia 38. Pero aquella respuesta dada a los nazis, decidiría su futuro destino. Autria como era de esperarse clasificó al mundial y todos esperaban que esta vez el Wunderteam se alce con la copa del mundo.
Derrota del Tercer Reich
Pero con lo que no contaban los futbolistas austriacos con lo que estaba por ocurrir… a principios de 1938, los nazis anexionarían Austria al Tercer Reich, decretándose que todos los futbolistas de la selección austriaca deberían en adelante formar parte de la selección alemana. La mayor parte de los jugadores austriacos se plegarían a la medida, pero no Sindelar.
De ese modo, pese a haber clasificado, Austria no participó en el mundial, integrando sus jugadores el seleccionado alemán, el cual hizo por otro lado un pésimo papel en Francia. Siendo incluso abucheado en cada una de sus presentaciones cada vez que al inicio de un encuentro hacían el saludo nazi. Fue durante el partido contra Suiza –país contrario a la guerra y que se mantuvo neutral durante la Segunda Guerra Mundial- que los franceses presentes en el estadio entonaron su himno nacional: la Marsellesa. Aquel partido culminaría con una derrota para la selección del Tercer Reich.
El fin de Sindelar
El año de 1939 las cosas habían empeorado para muchas personas en Austria, especialmente para… los judíos. Cuando alguien se mostraba dispuesto a no complacer a los nazis, estos le buscaban el pretexto necesario a cualquier situación y así se dio que sin esforzarse mucho le encontraron antepasados judíos a Sindelar. Por ese motivo lo marcaron como opositor, le impidieron jugar, trabajar y cruzar las fronteras, quedando olvidado y sin trabajo, además fue perseguido y se ofreció una recompensa a quién lo delatara.
Lo denunció uno de sus compañeros de equipo del Wunderteam (uno que lo culpaba por el ridículo que habían hecho los austriacos en el equipo alemán) y el 22 de enero él y su esposa italiana Camila, se suicidaron inhalando gas de la cocina ante la posibilidad de terminar en un campo de concentración.
En el club en el que jugaba se recibieron más de quince mil telegramas de pésame, y por ese mismo motivo el correo estuvo atascado por seis días, a su funeral asistieron cuarenta mil personas que enfrentaron la amenazadora presencia de tropas nazis para asistir al funeral. La calle donde él vivía, pasó de llamarse Laaerberg a Sindelarstrasse. En el 2000, la Federación de Historia y Estadísticas del Fútbol nombró a Sindelar el jugador austriaco más importante de todos los tiempos.
El goleador austriaco
En 1938 la Alemania Nazi de Adolf Hitler invadió Austria y la anexionó al Tercer Reich. Aquel mismo año se jugó en Francia el tercer mundial de fútbol. Entre los países clasificados estaba precisamente Austria, sin embargo, se había dispuesto que los jugadores austriacos pasaran a forma parte del equipo alemán. Pero hubo un jugador que se negó a jugar por el “seleccionado nazi”. Su nombre era Mathhias Sindelar, la estrella del Wunderteam (equipo maravilloso), quien protestaba así contra la invasión de su país por parte de las hordas alemanas.
A finales de los años veinte, el entrenador austriaco Hugo Meisl comenzó a convocarlo al combinado austriaco. A partir de ahí, el equipo inicia una impresionante secuencia de victorias. En 1933, la serie ya era de 12 triunfos y dos empates. Sindelar, como delantero centro, había marcado 27 de los 60 goles del equipo, que registro resultados como 8-1 en contra de Suiza, 8-2 en Hungría y 5 -0 en Alemania.
Austria, favorita en el mundial, pero…
Así llegaba Austria como favorita al mundial de Italia, venciendo en la fase inicial a Francia por 3 a 2 y a Hungría por 2 a 1 en cuartos de final. Sin embargo, fatalmente se toparían con la selección italiana en las semifinales. Fatalmente porque los italianos (aliados de la Alemania nazi) habían organizado ese mundial para ganarlo, recurriendo a todo tipo de artimañas.
No extrañó entonces que se sirvieran del árbitro para hacer valer un gol convertido en evidente fuera de juego. En tanto, Austria hubo de conformarse con disputar el tercer puesto frente a… Alemania, el mismo que perdió por 3 a 1, y en el que volvieron a repetirse las actitudes extrañas del árbitro a favor de los aliados de Italia. En aquel encuentro, Mathhias Sindelar estaría ausente debido a una lesión, luego de un foul artero del “carnicero” Monti.
¡No jugaré por los nazis!
De regreso a casa y una vez repuesto de la lesión, Sindelar continuó jugando en el FK de Austria, y no volvió a ganar la liga, aunque conquistó dos veces la Copa Mitropa, que era la única de carácter internacional en el momento. El 26 de diciembre de 1936 jugó un último partido contra el Herta de BerlÌn en la capital del imperio nazi, aquel día jugaría un excepcional partido, llenando los ojos de los jerarcas nazis. Entonces, uno de ellos se presentó al camarín austriaco y le ofreció la posibilidad de nacionalizarse alemán para poder jugar por el seleccionado nazi.
“Claro que no”, diría Sindelar, soy austriaco y seguiré jugando por mi país. Y así cumpliría su palabra, jugando incluso las eliminatorias para el mundial siguiente, Francia 38. Pero aquella respuesta dada a los nazis, decidiría su futuro destino. Autria como era de esperarse clasificó al mundial y todos esperaban que esta vez el Wunderteam se alce con la copa del mundo.
Derrota del Tercer Reich
Pero con lo que no contaban los futbolistas austriacos con lo que estaba por ocurrir… a principios de 1938, los nazis anexionarían Austria al Tercer Reich, decretándose que todos los futbolistas de la selección austriaca deberían en adelante formar parte de la selección alemana. La mayor parte de los jugadores austriacos se plegarían a la medida, pero no Sindelar.
De ese modo, pese a haber clasificado, Austria no participó en el mundial, integrando sus jugadores el seleccionado alemán, el cual hizo por otro lado un pésimo papel en Francia. Siendo incluso abucheado en cada una de sus presentaciones cada vez que al inicio de un encuentro hacían el saludo nazi. Fue durante el partido contra Suiza –país contrario a la guerra y que se mantuvo neutral durante la Segunda Guerra Mundial- que los franceses presentes en el estadio entonaron su himno nacional: la Marsellesa. Aquel partido culminaría con una derrota para la selección del Tercer Reich.
El fin de Sindelar
El año de 1939 las cosas habían empeorado para muchas personas en Austria, especialmente para… los judíos. Cuando alguien se mostraba dispuesto a no complacer a los nazis, estos le buscaban el pretexto necesario a cualquier situación y así se dio que sin esforzarse mucho le encontraron antepasados judíos a Sindelar. Por ese motivo lo marcaron como opositor, le impidieron jugar, trabajar y cruzar las fronteras, quedando olvidado y sin trabajo, además fue perseguido y se ofreció una recompensa a quién lo delatara.
Lo denunció uno de sus compañeros de equipo del Wunderteam (uno que lo culpaba por el ridículo que habían hecho los austriacos en el equipo alemán) y el 22 de enero él y su esposa italiana Camila, se suicidaron inhalando gas de la cocina ante la posibilidad de terminar en un campo de concentración.
En el club en el que jugaba se recibieron más de quince mil telegramas de pésame, y por ese mismo motivo el correo estuvo atascado por seis días, a su funeral asistieron cuarenta mil personas que enfrentaron la amenazadora presencia de tropas nazis para asistir al funeral. La calle donde él vivía, pasó de llamarse Laaerberg a Sindelarstrasse. En el 2000, la Federación de Historia y Estadísticas del Fútbol nombró a Sindelar el jugador austriaco más importante de todos los tiempos.